Lo primero que se ve al recorrer sus páginas, es la repetición de ciertas fórmulas estereotipadas, que indican el punto de vista filosófico-religioso del autor. Con estas fórmulas aparece claramente delineado el pragmatismo a cuatro tiempos de que hemos hablado. Este tema central se expone en las dos introducciones, las convenientemente clasificadas por Tamisier y Delorme, son las siguientes:
Prevaricación: a). “Los hijos de Israel hicieron el mal a los ojos de Yahvé”. b). “Se apartaron de Yahvé y sirvieron a los Baales”.
Castigo: a). “Encendióse la cólera de Yahvé contra Israel”. b). “Los entregó en manos de salteadores”.
Arrepentimiento: “Clamaron a Yahvé los hijos de Israel”.
Liberación: a). “Suscitó Yahvé a los hijos de Israel un libertador”. b). “Quedó humillado (Moab, Jabín, Madián) bajo la mano de Israel” c). Los libertadores “juzgaron a Israel diez años” d). “Estuvo en paz la tierra por diez años”.
En función a esta idea central se han escogido las narraciones que el autor o los autores han insertado en el libro. Entre aquellas y las frases redaccionales se han revelado diferencias ideográficas y de estilo, que se explican por el hecho de que los autores no han elaborado los relatos históricos, sino que se han limitado a seleccionarlos y agruparlos de conformidad con las exigencias del tema central. Al autor no le interesa el hecho histórico por sí mismo, sino desde el punto de vista religioso. Por lo mismo, se cree autorizado a reproducir simplemente los fragmentos, colocarlos en un plan preconcebido, cercenarlos, resumirlos y amplificarlos, glosarlos y aún modificarlos ligeramente. De este modo, los hechos históricos incorporados en el libro ofrecen garantía de veracidad. La historia del libro de los Jueces es religiosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario